Es entonces.

Se empeña en pensar que por cada cosa buena que pasa, 100 malas vienen detrás. Piensa que tarde o temprano su sonrisa decaerá y por eso evita sonreír. No le cabe en la cabeza pensar que la felicidad es fácil de conseguir. Y siempre recuerda el pasado, y sus defectos para no confiar en lo que un día le hizo mal. Pero cuando sus fuerzas se agotan y no puede seguir evitando sonreír, cuando se cansa de mirar al pasado porque la herida se quiere cerrar, es entonces cuando piensa que quizás esa felicidad no es tan difícil de conseguir. Es entonces cuando cae en la cuenta de que hay que aceptar el pasado, vivir el presente y afrontar el futuro. 

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"Que pobre memoria aquella que sólo funciona hacia atrás" Lewis Carroll